IRREALIDAD.
Se rompió el venero de tu amor y el mío
y el agua mansa derivó en torrente;
la que era mansa y deliciosa fuente
trocose en turbio y caudaloso río.
Quisiste en un alarde de tu brío
sujetar el furor de la corriente
y cambiar quise yo, por más potente,
el crudo invierno en apacible estío.
Todo fue inútil. En el rudo empeño
de trocar en realidad lo que era sueño
ni tú ni yo tuvimos gran fortuna.
Deja, pues, que me ria por extenso,
que al recordar nuestras locuras pienso
en los perros que ladran a la luna.
¡¡Sin palabras!!
ResponderEliminarPues tengo que usar palabras para decir ¡¡¡Gracias!!!
ResponderEliminarGracias ti siempre.
ResponderEliminar