TOMAD Y COMED.
Hija mía: En esta aurora serena
de este mayo, por ti, tan florecido,
en tu pecho de luz se ha repetido
el milagro sublime de la Cena.
Has sido la mirífica azucena
donde el Señor melificó su nido;
el vaso santo donde se han unido
su amor augusto con su augusta pena.
Ya has comido su pan. El pan de amores
que en este mes de mayo, mes de flores,
es más pan porque brinda más promesas…
ese pan que El bendijo con sus manos,
ese inmenso legado a los humanos,
ya lo sintió tu paladar de fresas.
Encierran estas palabras el sentimiento que debería encerrar ese sacramento... Las cosas cambian.
ResponderEliminarBesos Enrique.
En efecto, Magda, las cosas cambian, pero no cambia ni el Amor ni la belleza, aunque ahora se dafinan de otro modo
EliminarEstoy de acuerdo completamente con Magda, es bien cierto que ahora es un negocio de regalos y listas de comunión, un simple trámite social en la mayoría de los casos, bien traido el poema para este mes de mayo...que como siempre es maravilloso, como todos los de tu padre. Un beso Enrique.
ResponderEliminarEs un negecio, si, pero sigue siendo, para algunos, bonito el día y el sentimiento, Para mi padre, aquel día, fue de los más bellos que le recuerdo. Gracias y para tí, también un beso.
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