EL POETA

Manuel Fernández Rodríguez-“Fernán Quirós”, el hombre y el Poeta, y voy a seguir en singular, porque ambos fueron y estarán siempre juntos, nació en Madrid, un veinticuatro de Febrero de mil ochocientos noventa y ocho, se crió en tierras burgalesas y cursó sus estudios de abogacía en Granada. De las tres actitudes se impregno su personalidad, que se complementaría, posteriormente, por sus sucesivas vivencias. Obligado, de no ser así nunca lo hubiera hecho, era pacifista por naturaleza, estuvo un largo período en la Guerra de África. Nada más licenciarse, opositó a Notarías; fue Notario de Cardona, Riaño, Barrax, ahí por poco “le obligan” a hacer otra guerra, de Herencia y de Villarrobledo. Murió siendo Notario de Villarrobledo, aunque ya Notario Electo de Madrid. Murió el mismo día en el que tenía que tomar posesión.

Se casó con la sevillana Juana Fernández Quirós, con la que se unió para su vida y para su andadura poética. Con ella tuvo ocho hijos. Siendo Notario de Herencia, sus amigos de Albacete se empeñaron e incluso le costearon su edición y publicó un Libro, CLAROS DE SOL, con la siguiente dedicatoria: “A mi mujer y mis hijos, Nortes de mi vida”. Su prologuista y principal impulsor de la Obra, el también escritor y Librero, Francisco del Campo Aguilar, escribía, al respecto: “La poesía seduce, y, por ello, acompaña. Estas estrofas de “Claros de Sol” han estado conmigo unas horas, inefablemente seductoras. ¿Por qué? porque he hallado en ellas la sencillez que apetecía”.

Así era el hombre y así era el Poeta, sencillo, al que hoy, quizás con muchos años de retraso, sus hijos, nietos y biznietos, rinden este homenaje de mucho cariño y no menos admiración.

Da comienzo este blog, con el que podríamos considerar último Poema del Autor.

viernes, 29 de marzo de 2013

MADRE.


MADRE.

Me seduce la plata de tus cabellos
que tus hijos orlaron sobre tu frente,
como blanca cosecha de la simiente
que tú y yo fecundamos, solo para ellos.
Me seduce esa plata que presta alteza
a la rara belleza de tu semblante,
que aureola tus sienes de albo diamante
y es la blanca corona de tu pureza.
Me seduce y me encanta, por que es la suma
de todos tus dolores y tus desvelos;
¡También las nubes blancas cubren los cielos
y a los mares corona su blanca espuma!
Yo se que hay en el mundo muchas mujeres
que borran esa plata bendita y santa;
tú déjala, mujer mía, que a mi me encanta
que parezcas tan “madre” como tu lo eres.


6 comentarios:

  1. Madre... ¡palabra inmensa!
    Bellísimo poema.

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    1. En este caso, Magda, yo me limito a recoger el elogió que deicas al Poema de mi padre y el homenaje, inmenso homenaje que rindes a las Madres, entre las que, logicamente, incluyo a la mía. Me gusta verte por "aqui".Un beso

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  2. esta vez el homenaje sería para las madres, un bello poema sin duda dirigido a la belleza y no precisamente la física, a la belleza en todo el sentido de la palabra.

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    1. Es, en efecto, un homenaje a las Madres, pero que en en este caso el Poeta, Fernán Quirós, dedicó a la "plateada" y natural "cabeza" de su mujer...¡era tan bonito su pelo!. Gracias por estar.

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  3. Hermosisimo y grandioso.

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    1. Siempre pense que si Fernán Quirós, como Poeta, hubiera escrito la mitad, solo la mitad, de tomos que protocolizó como Notario, hoy estaríamos hablando de alguien reconocido mundialmente. Gracias por venir a este Blog.

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